Crónicas vampíricas: vampiros, brujas y hombres lobo (y más cosas)

Si había algo en mi lista de cosas por hacer antes de morir, era ver la saga completa de Crónicas Vampíricas.

Para quien no lo sepa, esta saga está formada por una serie principal (Crónicas Vampíricas) que es la más famosa de todas, seguida por Los Originales y, finalmente, Legacies, que es la última y más actual.

Es una saga larga, no voy a engañar a nadie, aunque si te has visto Rebelde (la primera que se hizo) puedes verte esta, Rebelde rompe las estadísticas de series largas. 

Si te gusta la fantasía, un buen small town, un triángulo amoroso entre dos hermanos y vives por y para el drama; Crónicas Vampíricas es tu serie.

Es una serie que ha envejecido bastante bien: se pueden ver las modas del 2010, los primeros teléfonos táctiles y una trama sobre vampiros, hombres lobo y brujas mejor llevada que en Crepúsculo (tenía que decirlo, yo lo de que brillen a la luz del sol me parece lo más random de la vida y no me convence, a mí déjame con el vampiro típico que huye del sol).

Eso sí, prepárate para ver una trama de telenovela: repetitiva, con mucho drama innecesario, personajes que lloran en cada capítulo (ejem Elena ejem) y con cada temporada hay sorpresas nuevas. No sé cuánto de fiel será a los libros, he leído que hay bastantes cosas dispares sobre los personajes, pero igualmente, los guionistas tuvieron tremenda imaginación para añadir cosas aleatorias a la serie conforme se acercaba el final.

Y ya no solo con Crónicas Vampíricas, Legacies no se queda atrás porque tremendo popurrí de cosas, subtramas y personajes se cuajan en las cuatro temporadas que tiene. Pero voy en orden. Primero Los Originales.

Con Los Originales pretendía ver un lado diferente de la familia más temida en el mundo de los vampiros del que se enseña en la serie principal. Y se consigue. Los Mikaelson son una mina de secretos.

No está tan enfocada en el drama adolescente de ese que hace que no despegues los ojos de la pantalla que había en la principal, por lo que se hace un poco lenta. Tiene una perspectiva más adulta y madura. Igual madura no es la palabra porque las rabietas de un Klaus Mikaelson dicen todo lo contrario. Habría que sentarle en un diván para hablar de sus traumitas. Aunque no es el único, la inmortalidad parece ir mal relacionada con la salud mental.

Lo bueno es que toda la comunicación que no había dentro del triángulo amoroso de Crónicas Vampíricas (y dentro de cada una de las familias), sí existe dentro de esta familia de vampiros milenarios. Todos sabemos que ninguna familia es perfecta, y queda más que patente en esta tan peculiar, pero tienen algo muy bueno y es que se dicen las cosas tal cual las piensan independientemente de si es bueno o malo.

No pienso hablar del final porque aún un año después, sigo sin estar preparada. 

E irremediablemente, Legacies tenía que continuar el legado de los Mikaelson. Pero también el de la escuela Salvatore. Este spin off nos acerca mucho más a un Mystic Falls más actual e inclusivo (pero tampoco mucho). Lo que significa tropecientos personajes nuevos, monstruos y aventuras. 

Si no la habéis visto, no tenéis ni idea de la cantidad de cosas que aparecen en cada uno de los capítulos. Es imposible llevar la cuenta de los dramas que aparecen, las subramas que se generan y todo en tan solo 68 episodios.

La sentí más ágil de ver que su predecesora pero menos que la historia de Elena, Damon y Stefan (Crónicas Vampíricas). Esto se ve favorecido por todos lo cabos que se van dejando, ya no solo sueltos, también olvidados. 

El triángulo amoroso de la serie principal siempre tendrá un rinconcito especial en mi corazón, es indudable el nivel de enganche que tienen sus tramas. Aunque los temas que se tratan en Los Originales me resuenan mucho más y la actitud inclusiva de Legacies me parece muy acertada, me quedo con Crónicas Vampíricas. Ha dado muy buenos momentos, internet está plagado de memes de la serie, escenas mitiquísimas y, ojalá no fuera tan extensa (7 temporadas y 171 episodios), porque me encantaría verla una y otra vez.

Que yo fan de la fantasía así de vampiros y hombres lobo, no soy, pero tengo que reconocer que ese toque de telenovela adolescente, almas predestinadas, personajes grises, lealtad familiar... A mí me ha conquistado. He tardado muchos años en decidirme, y aunque he disfrutado de Mystic Falls y Nueva Orleans, quizás si me hubiera pillado en la época que salió, hubiera sido todo un éxito para mí.