La gente tenía mucho hype con esta película y no iba a ser para menos: adaptación de una novela de Elísabet Benavent, en Netflix, española, con actores muy reconocidos... Tenía todas las papeletas. Pero qué pena porque desde el minuto uno sabía que no me iba a gustar.
No me gustó nada el personaje de Maca, la sentí demasiado dramática, no sé, simplemente haz lo que todas las personas hacemos cuando nos encontramos a nuestros ex: seguir con nuestras vidas mientras lanzamos miradas furtivas hacia donde esté. ¿Salir corriendo de un bar? No lo voy a entender.
El hecho de mirar a la cámara y hablar con es espectador al principio pensé que tenía su punto pero después acabó sacándome de quicio.
Las tres amigas tienen un problema, cada cual más diferente, pero oye, a ninguna se le ha pasado por la cabeza pasarse por un psicólogo para que las ayude. Ni a superar al novio, ni superar el duelo, ni a arreglar la relación. Para qué. Total, los psicólogos solo saben robar el dinero, ¿no? En fin.
La historia con Leo no hay por dónde cogerla. Bueno, de hecho, nada de la película tiene nada por dónde cogerla. Se supone que tendría que haber sido divertida pero es que ni de lejos. Se me hizo eterna hasta decir basta y si la acabé fue porque tenía esperanzas de que a través del final, el resto de la película hubiera merecido la pena. Pero qué va. No es una película que vaya a volver a ver ni que recomiende.
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