En una noche de insomnio y de tormenta, la escritora, inopinadamente, recibe la visita de un desconocido vestido de negro, cuya identidad permanece ambigua a lo largo de todo el relato. La extraña relación que se va creando entre ella y ese interlocutor desconcertante, que en nada se parece a los entrevistados de oficio, mantiene en suspenso el ánimo del lector, pendiente de las pistas del enigma y de su posible desenlace. La autora se sirve de este esquema argumental para romper el hilo de una serie de recuerdos de infancia y juventud, que se desgranan confundidos con sus reflexiones sobre los sueños, el amor y la memoria.
Tenía entre manos una biografía/ensayo/memoria de la autora sin ni siquiera saberlo. Lo fui descubriendo conforme se iban desvelando detalles de la vida de Carmen y las anotaciones típicas de las ediciones de Cátedra que siempre son un gran apoyo a la lectura para entender la literatura española y ponernos en situación.
La narración es de lo más peculiar y el primer capítulo me dio la sensación de que era un punto y aparte de la historia que después seguía. Lo pienso ahora y parece que pertenecen a dos historias diferentes aunque con la misma protagonista y forma de narrar.
Las divagaciones, recuerdos y reflexiones de la autora nos acompañan en todo momento creando un caos y confusión que a mí me ha parecido sublime. Me ha recordado muchísimo a esos sueños en los que se van difuminando sus límites para ir introduciendo un sueño nuevo al mismo tiempo que se confunde realidad y mundo onírico.
Puede hacerse pesada porque no dejan de ser divagaciones, saltos de tema constantes en los que parece que ni la propia autora sabe a dónde van a ir a parar pero sin duda, acaban en lo mismo: el cuarto de atrás, la Guerra Civil y la soledad.
A través de preguntas del hombre de negro que le visita una noche de insomnio, la historia se va creando y vamos conociendo la vida de la autora así como detalles acerca de sus obras anteriores.
Para ser un libro que he leído para clases y que ahora tengo que desgranar punto por punto, me ha gustado y me ha entretenido por ese toque diferente que tiene en la narración, en cómo parece que nada tiene sentido dejando al lector igual de confundido que la propia protagonista sobre qué es realidad y qué ha sido fruto del sueño.
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Narra en ella la vida de Andrés Hurtado desde el comienzo de sus estudios de medicina. Médico, como Baroja, el protagonista de «El árbol de la ciencia» asiste impotente a los desafueros de una sociedad mezquina y envilecida. Entre el determinismo fisiológico y la rebelión moral hay la búsqueda de un camino propio.
A pesar de tener una trama en la que seguimos a Andrés a través de su evolución como estudiante y médico, a mí se me hizo larga y se repite, cíclica, donde el protagonista opina una cosa y hace otra totalmente diferente. No conseguía verle sentido a sus decisiones, más sobre todo hacia el final, donde se deja llevar por unos sentimientos que dice no tener y que critica de los demás.
Tiene muchísima crítica social que analizándola parece seguir intacta a día de hoy, quizás por eso se mantiene como lectura obligatoria en las clases. Como análisis no es muy compleja, te dice sin tapujos lo que el autor quiere criticar pero no disfruté de su lectura y acabará siendo un libro que leí solo por obligación.
Si alguna parte se salva, es el final, que aunque me pareció contradictorio, como ya he dicho, es lo único que le aporta emoción y acción a la trama.