Autora Christina Dalcher
Páginas 350
Autoconclusivo
Editorial Roca
Sinopsis
Cien al día. Ni una más. Esa es la cifra de palabras que la neurolingüista Jean McClellan y el resto de mujeres tienen derecho a pronunciar cada día. Una sola palabra por encima de esa cifra y cientos de voltios de electricidad recorrerán las venas de cualquier mujer que se atreva a sobrepasarla. Ese es el mandato del nuevo gobierno. Las mujeres no pueden escribir, los libros les han sido prohibidos, sus cuentas bancarias han sido transferidas al hombre de la familia más cercano y se han suprimido todos los empleos para las mujeres.
Pero cuando el hermano del presidente sufre un extraño ataque, a Jean le devuelven temporalmente el derecho a trabajar y a hablar más de 100 palabras al día, con el objetivo de que continúe investigando la cura de la afasia, un extraño trastorno de una parte del cerebro que controla el lenguaje.
Pronto Jean descubrirá que la están utilizando y que ha pasado, sin saberlo, a formar parte de un plan mucho más grande, cuya intención no es encontrar la cura de la afasia, sino inducirla. ¿El objetivo final? Eliminar por completo las voces de las mujeres.
Gracias a la editorial por el ejemplar
Opinión personal
Nos encontramos ante una distopía. Vamos, ojalá solo se quede en una historia sobre un futuro nada probable porque la historia es dura de narices y seguro no deja a nadie indiferente.
Aunque se ambienta en el siglo XXI, la mentalidad de los estadounidenses ha retrocedido varias décadas devolviendo a las mujeres a las cuatro paredes de la casa y con el plus añadido de que solo pueden decir 100 palabras al día.
Como decía, la historia es bastante dura, sobre todo porque la autora nos va introduciendo de vez en cuando flashbacks de como era antes la vida de la protagonista, antes de que quedara recluida con un contador de palabras en su muñeca. No podía avanzar, se me hacía tan duro que leer un par de capítulos me llenaba de impotencia.
Y no solo nos va a llenar de rabia e impotencia sino que podríamos ver incluso que este libro podría ser realmente peligroso en manos de personas equivocadas. Descrito con grandes detalles y bastante inteligencia, este libro nos muestra una forma de ir calando en la sociedad poco a poco hasta conseguir sus verdaderos propósitos. Espero que nunca se desarrolle esa opción y en su lugar solo sirva de advertencia a la sociedad de hoy y anime a despertar a aquellos que aún siguen aletargados.
Por suerte hay como una especie de segunda parte dentro del libro que da un respiro bastante agradecido porque la protagonista pasa a ser alguien necesario dentro de un laboratorio así que se crea una burbuja de normalidad dentro de una historia retrógrada. Gracias a este giro de acontecimientos seguimos a los personajes a través de lo que a simple vista es un servicio al gobierno que acaba siendo algo mucho más perturbador.
La narración contiene muchísimos detalles y aunque en otras circunstancias no sería un problema, sí he visto que la autora a veces se pierde en los recuerdos y el lector acaba olvidando a raíz de qué ha salido el viaje al pasado. Y algunas cosas pasan bastante deprisa, quizás porque no aparecen expresiones de tiempo explícitas pero a mí al menos no me ha hecho perderme.
En todo momento sabía lo que estaba pasando y era capaz de ver hacia dónde iban los pensamientos de la protagonista. Puede parecer algo lógico pero realmente es la primera vez que me pasa esto, la primera vez que soy capaz de seguir el paso de los personajes. En otras historias me daba la sensación de ver las cosas lejanas, como si no terminara de entender la finalidad de tal o cual acción, y me ha gustado muchísimo verme a mí misma al mismo nivel que Jean.
En cuanto a personajes, no es que haya conseguido engancharme alguno. Jean a pesar de ser la voz cantante, por su lenguaje tan técnico y a la vez un tanto vulgar no ha conseguido engancharme. Su marido tampoco porque tal y como ella misma dice, a lo largo del libro muestra una actitud bastante conformista sobre la situación de su mujer. Y los niños... como todos los niños: influenciables.
En el tema de secundarios es bastante superficial, aunque todos acaban teniendo más o menos importancia a lo largo de la historia, no se les termina de definir y me hubiera gustado saber más de los motivos que llevan a algunos de ellos a estar en el bando de los rebeldes.
Sobre el final diré que es muy happy ending y que no me ha terminado de convencer. En parte es precipitado, pero quizás solo es por la narración porque se dan motivos suficientes para darnos cuenta de que en verdad todo el plan final estaba pensado de antes.
Quizás lo que sí me ha defraudado un poco más es que los personajes importantes no hayan conseguido tener todo el protagonismo final. Pero un plan de tal envergadura no se lleva a cabo solo con dos o tres personas.
Voz es de esos libros que no dejan indiferente a nadie, puede parecer extremista pero en las circunstancias en las que vivimos el extremismo ya es algo que vemos todos los días. Contiene un mensaje claro dentro de una historia que atrapa y en la que todo y todos tienen un propósito y nada va al azar.
5/5