Baile de luciérnagas - Elena Castillo

Baile de luciérnagas | Elena Castillo | Ediciones Kiwi | 382 pág.

Había vencido a la muerte. Contra todo pronóstico estaba viva y seguía respirando. El mundo giraba y yo con él.
Alexandra Meynel acaba de llegar al internado de Macclesfield tras sobrevivir al accidente que se llevó sus padres. Con el corazón anestesiado, en un ambiente en el que no termina de encajar y sin ganas de seguir adelante, encontrará en Albert, un alumno burlón y misterioso, la razón por la que seguir con vida.
Un lugar anclado en el pasado con un secreto entre sus paredes, un baile pendiente y una atracción intensa que le hará desear lo que más teme.

La sinopsis de este libro me atrapó. Y sinceramente Elena Castillo ha demostrado en anteriores ocasiones que su forma de escribir atrapa así que pensé que no sería ninguna locura leer esta historia. 

Alex llega destrozada a un sitio nuevo al que tendrá que acostumbrarse para vivir. El internado también le va a seguir recordando su pasado ya que su madre anteriormente estudió ahí. Los sentimientos de Alex los vivimos como si fueran nuestros y ese es en verdad el fuerte de esta historia. 

Me encanta que mezcle el ambiente inglés del internado, con el drama adolescente de los alumnos que viven en él, además de sumarle intriga y toda la madurez que supone hablar de la muerte. La mezcla en sí es maravillosa pero el desarrollo no lo sentí tan brillante. 

Es verdad que es previsible pero ni siquiera se me pasó en un principio por la cabeza que se acabarían mezclando elementos paranormales o de fantasía. No deja de ser una historia juvenil y de amor pero tiene un toque muy diferente que creo podría gustarle a más de uno.

Se alternan personajes e historias, pasado y presente, para que conozcamos la historia del internado, de Albert y dos historias de amor entrelazadas para las que parece no haber pasado el tiempo.

A pesar de la cercanía que supone conocer tan detalladamente los pensamientos de Alex y la madurez que emana al hablar de la muerte, también tiene el lado inmaduro que menos mal sigue manteniendo típico de su edad. No puedo decir que me haya agradado ya que sentía celos de algo que escapaba a su entendimiento. 

Me gustó mucho el mensaje de cómo nos enfrentamos a la muerte, de lo que cada uno necesita para afrontarla. Y cómo se alternan pasado y presente sin hacer que el lector pierda el hilo. Por desgracia las expectativas me han jugado una mala pasada y a pesar de que no era la historia que me esperaba, no la he sentido tan sorprendente, ni brillante. Me ha parecido muy amena, pero no ha conseguido maravillarme.

2,5/5