Título: La probabilidad del unicornio
Autor: Elena Castillo Castro
Páginas: 285
Autoconclusivo
Editorial: Titania
Sinopsis
Tras la peor noche de su vida, Vera Gillis deberá asumir las consecuencias de sus malas decisiones e irse de la cosmopolita Universidad de Fordham (Nueva York) al último rincón perdido de Alabama. Acogida por un viejo matrimonio sureño piensa que contará los días de condena aburrida en un porche blanco bebiendo té dulce y mirando el horizonte más allá de las plantaciones de soja, pero los entrometidos habitantes de Abbeville tienen otros planes para ella y con su particular estilo dirigirán sus pasos hacia el chico de la Standard Oil.
Todos en el pueblo conocen a Ben Helms, de una u otra forma todos le deben algo o lo han necesitado alguna vez. Saben que está metido dentro de un laberinto de números y que no encuentra la salida. El mundo siempre ha ido demasiado lento para su mente maravillosa y la vida lo mantiene atrapado en el mismo lugar de tal manera que solo es capaz de escapar cuando mira al cielo.
La probabilidad de que los dispares mundos de Vera y Ben colisionaran era baja y la posibilidad de que sus respectivos planes se complicaran al enamorarse era elevada. Sin embargo, él se verá atraído por lo ilógico y ella volverá a arriesgarlo todo una vez más, incluso su corazón.
Opinión personal
Después de haber leído Soundtrack de la misma autora, fue ver que sacaba nuevo libro y tenía que leerlo sí o sí. Quizás eso ha hecho que esperara una historia que me marcara y al final tampoco ha sido para tanto. Ya desde el principio la portada me atraía muchísimo porque tenía pinta de ser una historia atípica y la verdad es que no me he equivocado.
La historia empieza poniendo en situación al lector, un pueblo de Alabama y una protagonista que va a “tomarse un respiro” por algo que ha hecho. Ese misterio se nos mantiene también en la historia de Ben. Todo el mundo sabe la historia del chico inteligente e introvertido del pueblo pero nadie parece dispuesto a contársela a la chica. Así, la historia nos mantiene en vilo en cuanto a esas historias personales se refiere. Otro punto positivo.
No puedo decir que surja un instalove entre los protagonistas pero sí me ha parecido que ambos se obsesionaban con el otro: Ben pensando en los ojos de Vera, Vera no se quita de la cabeza a Ben... No empiezan con buen pie, pero al menos la autora ha dedicado un buen tramo del libro a hacer que estos dos personajes empiecen a conocerse y a entenderse. Y siempre se agradece que una historia de amor (que es obvia desde el principio) vaya despacio y sin prisas.
También tiene como punto positivo el saber que van a acabar juntos pero el no saber qué va a pasar cuando Vera se vaya del pueblo porque todos saben que la estancia de la chica está contada. Me ha parecido que es un buen punto a favor de la trama porque aun sabiendo lo que va a pasar no acabas de hacerte la idea de cómo van a suceder las cosas.
Y tengo que mencionar, aunque sea un poco por encima, el momento dramático en el que los pasados de ambos surgen. El de Ben se sabe antes pero el momento en el que Ben conoce el de Vera, me ha sorprendido la forma de actuar: Ben siempre tan cuadriculado que no parece darse cuenta en ese instante que Vera no es una fórmula matemática, ni ella ni nadie, y que las personas no tienen un camino marcado para seguir.
Me voy a reservar el hablar del final así que paso a la narración y los personajes.
Tiene un ritmo lento ya que carece de acción y hay algo que se mantiene en todo el libro y es los diálogos forzados. Es algo que no paro de ver en los libros y que por lo menos yo, y las personas que me rodean, no estamos todo el día nombrando a la persona con la que hablamos. “Buenos días, Ben. Buenos días, Vera. Ben, no se qué. No se cuánto, Vera.” Me resulta chocante porque pocas veces menciono el nombre de la persona a la que le estoy diciendo algo, o igual soy yo la única que simplemente habla y la otra persona da por entendido que va para ella.
No sé si es que es algo que la autora ha hecho de forma deliberada porque en varias ocasiones se menciona que a Vera le gusta como Ben pronuncia su nombre. Pero es que, repito, no es el primer libro que leo que es así y creo que ya iba siendo hora de mencionarlo en alguna reseña.
Antes de ponerme a leer este libro ya había leído algunas reseñas en las que se declaraba a Ben como el amor platónico de mucha gente, que querían chicos así en la vida real. Es cierto que este personaje es muy atípico porque lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en un chico superdotado y un as de las mates, etc., etc., es un frikazo, asocial y que no quiere saber nada de las chicas. A ver, tiene su sentido porque en la vida real no existen los Ben. O yo por lo menos no lo he encontrado aún. Si alguien ha conocido alguno por favor que funde un centro de protección de personas atípicas en peligro de extinción, gracias.
Ya en serio, Ben me ha gustado muchísimo por eso mismo, porque no es el típico chico inteligente que se nos suele dar en los libros: el chico marginado que no sale con chicas ni tiene experiencia con ellas. A veces me sacaba un poco de quicio porque se lo tomaba todo muy literal pero también me resultaba adorable por eso mismo, porque no se anda con rodeos y es sincero. Eso sí, si yo fuera Vera me habría sacado de mis casillas en el primer instante porque yo que voy dejando ironías a mi paso pues no podría haber tenido la paciencia de explicárselas todas.
En el caso de Vera, he congeniado con ella desde el primer momento. Entiendo su forma de pensar y de ser en nada más llegar al pueblo porque es verdad que no es justo mandarla a la otra punta solo por algo que pasó una noche. Pero también es verdad que había momentos que parecía una niña mimada. No era capaz de darle una oportunidad a las pequeñas cosas que había en Abbeville y se dio cuenta cuando no le quedaba más remedio que marcharse. En cierto modo me recuerda a mí pero al verlo desde fuera te hace reflexionar más que cuando te pones a pensar en la forma de ser de uno mismo.
Estos personajes incluyen talentos y aficiones originales pocas veces vistas antes en los libros: astronomía, saltos de trampolín, novela gráfica... Y por su puesto es agradable tener un respiro de las cosas típicas como la música, salir de fiesta, jugar al fútbol...
También encontramos personajes secundarios que podrían haber tenido más protagonismo porque realmente le historia casi que únicamente se centra en Vera y Ben y poco más. Y ya por último tengo que mencionar que lo que es el significado del título me ha encantado.
Así que sí, un libro con una historia con encanto en cada una de sus páginas, personajes entrañables y un ritmo pausado que se hace agradable. Un personaje atípico que roba corazones y un final que te deja con ganas de más. Aún así, las expectativas hacen mella y como no puedo evitar comparar esta historia con la anterior que leí, tengo que decir que iba con demasiadas expectativas y esperaba que me dejara huella pero no ha sido así. Es entretenida y sencilla, pero me esperaba algo que me calara más hondo, tal y como hizo Soundtrack.
4,5/5